verdaderamente el amor, un amor más maduro, un amor más espiritual. Muchas veces nos resistimos a ver esa otra cara negativa que el amor romántico
tiene en la práctica. Porque la palabra "amor" es una palabra muy "secuestrada". Llamamos "amor" a lo que realmente son otras cosas, como
pasión, apego, dependencia, celos, necesidad, posesividad, soledad, miedo, etc. Y, por eso, hay tantos malos entendidos, tantos desencuentros, tantas espectativas frustradas, tanta infelicidad y tanto rencor, porque el "amor" que entiende una persona no significa lo mismo que el "amor" que entiende otra. AMOR es básicamente aceptación y respeto incondicionales hacia el otro.Es desear SU felicidad ( NO la MIA con él o ella, sino la SUYA, ya sea conmigo o sin mi).Cuando una persona acepta y respeta al otro incondicionalmente es porque en el fondo también se acepta y se respeta incondicionalmente a sí misma, y esa es la verdadera esencia de la felicidad y la paz interior. El verdadero amor NO es una transacción: "yo te amo si tu me amas igual o medas lo que yo necesito". No, eso es un amor egoísta, interesado, posesivo, infantil. Pero el verdadero AMOR tampoco puede ser infelicidad, siempre debe ser felicidad, paz interior, alegría... porque no depende tanto del otro sino de la actitud de uno mismo. Por ello, se puede amar a una persona, pero decidir alejarse de él, porque no nos respeta, nos hace daño o sencillamente no nos conviene para nuestro propio camino en la vida. Alguien definió el amor por una persona como "la alegria de que esa persona exista y yo la haya conocido". Este amor maduro y espiritual es un amor más "compañero" o "cómplice" que "poseedor" del otro, pero no tiene por qué renunciar a ingredientes como la pasión, la emoción o los detalles románticos. Además, en esa concepción de amor caben multitud de relaciones, no sólo la de pareja exclusiva con compromiso a largo plazo.
