Mira que tenemos defectos, pero quizás el mas curioso, sea precisamente ese. Estamos más preocupados en lo que piensan los demas que en lo que pensamos nosotros mismos, algo que considero absurdo, pues, que más de lo que digan, que más da lo que piensen, si tu eres feliz con lo que haces o con tus propias ideas. Si estuviésemos en la Edad media seria distinto,  pero señores, ¡Estamos en el siglo XXI! Se supone que somos libres para decir lo que pensemos sin temor. Lo que más me llama la atención, es que, aun gozando de esa libertad, seguimos preocupados por lo que los demás piensen, buscamos la aceptación de los que nos rodean diciéndoles precisamente lo que quieren oír, cuando nos deberían de aceptar por lo que callamos. ¿El ser humano no busca la felicidad? Entonces, ¿Por qué olcultamos lo que verdaderamente somos?

Prefiero ser feliz siendo yo, y no siendo algo que no quiero, por lo que piensen o digan los demás.