*Tú, que me devolviste el rosado de mis mejillas, la sonrisa incontenible y haces que mi corazón enloquezca cada vez que veo esos ojos de cervatillo que me miran. Y yo me pregunto, ¿en qué piensas? ¿Qué está pasando ahora por tu mente? ¿Suspiras cada vez que te miro? ¿Te mueres cada vez que me he ido?
Yo, que me pierdo cada vez que sonríes. Yo, que tengo la imperiosa, irresistible, increíble, inhumana, inexplicable necesidad de abrazarte, agarrarte la mano, decirte que desde hace tiempo te estaba esperando…
Cariño, y ahora que te has ido estoy un poco perdida sin ti, estoy hecha un desastre. Y no, esto no es una carta de amor, no es una despedida.
Eh tú, que te estás alejando… no te vayas.