Quise, te juro que quise, cerrar los ojos y largarme, pero sin querer me tropecé con tu mirada y fue como si volviera a respirar luego de mucho tiempo sin oxígeno, como si de pronto todo tuviera sentido, como si al fin supiera donde estoy... Pero todo fue como si me encontrara leyendo un buen libro, todo hermoso, yo casi parte de él, pero en el fondo, tanto mente como corazón, reconocían la mentira, sabían que eso no me pertenecía, por eso el recelo, por eso la culpa. Por eso no me sorprendió que acabara rápido. Comenzé a leer con miedo el último capítulo, porque, más con la mente que con el corazón, leí la advertencia, fin del cuento. Cerraré los ojos e imaginaré que viene y me abriga.