Me gustaba lo que provocabas en mí; también hay veces ahora, cuando el dolor deja un respiro al corazón, que me gusta pensar que yo he podido provocar eso mismo en ti.
Pongo carteles de “Se busca”; mientras reviso en los cubos de basura; miro en el mercado, a ver si has subastado nuestros besos tan improvisados; en los labios de esas chicas; en el fondo de una mirada que me explique qué pasó, qué decidiste hacer con esos restos que aún quedaban de nuestro amor. Cualquiera que me escuche, atento: Lo ando buscando por la calle, me asomo a la puerta de todos los bares. Si lo encuentras, dile que lo ando buscando, lanza un destello allá donde esté si lo ves. Ahora me doy cuenta tarde que mi esperanza se terminó.
Es increíble que entre todos los caminos que se abrían ante mí fuera a elegir justo el único camino equivocado, el único camino sin salida que me haría retroceder dos pasos.
En estos momentos parece que a uno le gusta lo imposible, que preferimos aquello que parece más difícil. Que nos atraen los retos.
Comienzan mis dudas, se esfuman los sentimientos, todo parece de un color algo más triste.
Para ti sólo fui un capricho insignificante. Mi corazón se funde, mis manos se hielan. Fue bonito mientras duró, pero la que sufre después soy yo.